Ramón Rubial, reflexionó sobre cómo se supera el hecho de estar tanto tiempo sin libertad: “La estancia en la cárcel la comparo con saber envejecer. A uno le caen los años encima, uno tras otro, y lo difícil es aceptarlo. Es decir, cuando tienes una condena encima, hay que tenerla siempre en cuenta, para cumplirla. Y dejar que pase el tiempo. La diferencia es que el preso siempre está mirando la posibilidad de largarse por cualquier lado”. Y, evocando el recuerdo de lo vivido durante aquellos años, desde la perspectiva de la España democrática, sentenció: “Todo eso que he visto no tendría que ocurrir, nunca, nunca (…) No quiero que nadie sufra semejantes torturas, ni siquiera los torturadores, ellos tampoco, nadie; si esto sirve de ejemplo, que vaya por delante…” (Ramón Rubial, 1986)
Conclusiones sobre su presidio
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