Es emocionante escribir unas letras en este espacio abierto al mundo que supone nuestra página web. Es emocionante porque supone que estén presentes, en esa red de comunicación y diálogo entre diferentes, aquellas ideas que en su día movieron a Ramón Rubial a empeñar toda su vida en la más noble tarea, en la tarea de mejorar las condiciones de vida de los que más lo necesitaban.

Es emocionante porque cumple el objetivo fundamental que inspiró a un grupo de personas para poner en marcha nuestra Fundación, que no era otro que mantener viva la memoria y la actitud de aquel gran hombre que fue Ramón Rubial, mi abuelo. Y es emocionante porque esos mismos hombres y mujeres han sabido dotar, poco a poco, de contenido a esta Fundación y porque hoy, con nuestra aparición en la red, damos un paso más hacia ese objetivo.

Porque nos adentramos en un mundo nuevo y moderno, el mundo de la interconexión universal, un mundo en el que conviven de forma pacífica los nuevos y los viejos tiempos.

Sería injusto no expresar desde estas líneas un sentimiento de profundo agradecimiento a todas las personas que colaboran activamente con la Fundación, bien con sus ideas, bien con su ayuda desinteresada.

A todos ellos, muchas gracias.