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Ramón Rubial: Historia y Memoria
 
   
2.1    La insurrección de Jaca y el fervor republicano

2.2    La lealtad a la República

2.3    Emilia, la mujer de su vida

2.4    La Revolución de Octubre de 1934

2.5    La Guerra Civil: miliciano y brigadista 

2.6    Caída del Frente Norte y detención

  2.1 La insurrección de Jaca y el fervor republicano
 

“Recuerdo la primera vez que fui detenido por la Guardia Civil. Fue repartiendo un manifiesto firmado por el Comité Revolucionario que después fue el primer Gobierno de la República (…). (Ramón Rubial, 1986).

La actividad revolucionaria de Ramón Rubial crecía al compás de las convulsiones que sufría el país. En 1930 le detuvieron por primera vez. Rubial vivía la agitación popular del momento, anhelaba un cambio político. Era un joven de veinticuatro años amante de los levantamientos insurreccionales liberales de la Europa del siglo XIX (Ramón, Rubial, El País, 19 de febrero de 1978).

La insurrección militar de Jaca contra el Gobierno de Berenguer, en diciembre de 1930, constituye un hito en su recorrido político. Organizada bajo el nombre de Comité Revolucionario empezó con la proclamación de la República desde el balcón del ayuntamiento de Jaca. La insurrección tuvo alcance en distintas zonas del país. Ramón Rubial y sus compañeros propagaron el espíritu revolucionario en Bizkaia.

 

"Fue la primera vez que caí preso"
La Vanguardia, 14 de diciembre de 1930, La Insurrección de Jaca  
 

Ramón Rubial era uno de los jóvenes más activos del socialismo vizcaíno. Él y sus compañeros pasaron de repartir propaganda a alzarse contra el gobierno de la “Dictablanda”. José Solagaistúa, camarada de Ramón, detallaba un gusto por el activismo un tanto ingenuo: Éramos más de acción que otra cosa. Unos quince o veinte teníamos ya la pistola en el bolsillo. Había otros jóvenes que no. Pero los de acción no teníamos preponderancia sobre los demás. El que no tenía valor para eso, pues a lo mejor valía para escribir un artículo. Había un respeto muy grande. Nosotros vendíamos los periódicos por la calle y teníamos que defendernos de comunistas, nacionalistas y fascistas… Vendíamos Renovación, La Lucha de Clases… (…) En 1930 teníamos un plan para asaltar el cuartel de la Guardia Civil…” José Hurtado, otro compañero erandiense, destacó el mando operativo de Rubial: “Ramón logró reunir a la gente, a unos setenta en las Juventudes… De esos, unos quince o veinte formaban los grupos de acción.”

A la sublevación se le sumó parte del movimiento obrero vizcaíno, pero no obtuvo el compromiso de las fuerzas militares. La falta de apoyo y de coordinación pasó factura al levantamiento que no pudo hundir un sistema agonizante. Ramón Rubial relató cómo sucedieron los hechos hasta su detención:

“Vizcaya tuvo tres días de huelga. No había una coordinación muy directa entre el Comité Revolucionario y las fuerzas que se comprometieron a sublevarse. Había ya alguna desconfianza por determinada experiencia entre las fuerzas obreras y militares. El compromiso fue que la fuerza obrera dijo que no saldría a la calle mientras no hubiera pronunciamiento de la otra parte y que no fuera al revés como ocurrió alguna otra vez. Vizcaya estuvo un tanto desconectada y ese fue el motivo de que se diera la orden de huelga que duró tres días hasta que Madrid nos comunicó que en el resto de España no se había declarado la huelga porque los militantes –hubo algunos individuales que personalmente cumplieron con su palabra-, pero el ejército comprometido no se movió, motivo por el cual tampoco se declaró la huelga general, si exceptuamos Vizcaya por falta de Información” (Ramón Rubial, 1996).

   
 
"La monarquía fue bien desterrada de este pais"


Proclamación de la II República en Eibar
 
 

Pero aquellos jóvenes, además de preparar el aparato ideológico y propagandístico, apostaron por la incursión armada. Ramón confesó que tenían la intención de extender la rebelión hasta hacerse con el arsenal militar de Jaca:
“Jacinto González, chófer del Ayuntamiento de Sestao (…), quiso formar una escuadra de chicos jóvenes para ir a Jaca y traer armamento de allí. Indalecio Prieto, con ese fervor republicano que le caracterizaba –Prieto tenía fervores por todos los poros de la piel-, trató de mandarnos hacia allá, pero aquello estaba tomado militarmente y no fuimos. A mí me detuvieron cuando repartía el manifiesto del Comité Revolucionario, cuyos integrantes formaron  el primer Gobierno de la República meses después. Estuve setenta y dos horas detenido. Fue un poco de chiste, porque tampoco tenía el sistema fortaleza como para detener a la gente…” (Ramón Rubial, 1986).

La II República se proclamó de forma democrática en las elecciones de Abril de 1931. La presencia masiva de la gente en la calle provocó la salida de la Monarquía y la constitución de un gobierno provisional. El origen del nuevo Estado se produjo de forma festiva. La gente tomó las calles. El fervor republicano se contagió entre las masas que se pronunciaron a favor de una nueva legalidad.

   
 
 
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