A partir de 1984, sólo dos años después de la victoria electoral, las relaciones entre el PSOE y la UGT dejaron de ser fluidas. Las discrepancias separaron paulatinamente a las dos formaciones. El conflicto quedó reflejado en el XXX Congreso del partido, celebrado en diciembre de 1984.
El 17 de aquel mes, el diario El País publicó la opinión de los representantes del Sindicato sobre los dos primeros años de gobierno socialista. Redondo expresó que se encontró “más dificultades de las que esperaba” entre ambas formaciones y, mostrándose conciliador con la postura del Gobierno, manifestó que tenían que “comprender la nuestra, para que las diferencias no lleguen a confrontaciones”. (El País, 17 de diciembre de 1984).
El secretario General de la UGT, Nicolás Redondo, queriendo ser constructivo, lamentó que no se cumplieran algunas promesas electorales:“Muchas veces se discute dentro del partido si es posible más estatalismo o menos, cuando la discusión quizás no es esa, sino que el Estado funcione y, efectivamente, no se puede estar creyendo que en el Estado funciona todo. (…) Yo creo que hay una parte del programa socialista que no se ha cumplido, que es la creación de puestos de trabajo y la pérdida del poder adquisitivo”. (Egin, 14 de diciembre de 1984).
El 14 de diciembre de 1988 tuvo lugar la Huelga general convocada por Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores. Fue la reacción sindical contra la reforma del mercado laboral, que abarató el despido y potenció los contratos temporales, afectando, sobretodo a los empleados más jóvenes. La política económica del gobierno de González fue acusada de actuar a favor de la patronal. Ocho millones de personas secundaron la huelga. González acabó tomando la decisión de frenar la reforma e incrementar el gasto público.
La segunda gran huelga fue en la tercera legislatura. El 27 de enero de 1994, Nicolás Redondo, secretario general de la UGT, y su homólogo de CC.OO., Antonio Gutiérrez, convocaron la huelga como muestra de rechazo al Real Decreto sobre el Fomento de Empleo y Protección por Desempleo, bajo el lema“Hay que pararlos. Te juegas mucho”.Según los sindicatos, la reforma impulsaba, otra vez, contratos con salarios bajos para los más jóvenes, empujaba a la movilidad geográfica laboral y disminuía las prestaciones por desempleo.
Egin, 14 de diciembre de 1984
Ramón Rubial interpretaba la crisis entre Partido y Sindicato como un hecho de normalidad democrática, más si estaba gobernando un partido de la familia del sindicato:“Me parecen lógicas. Sucede en otros países de Europa, como Suecia. Mientras uno administra tiene unos intereses, y el administrado puede tener otros. No quiero decir yo con esto que en la UGT sean inconsecuentes y no sepan renunciar a determinadas aspiraciones, pero es lógico que una organización tienda siempre a beneficiar a la clase que representa”(ABC, 24 de abril de 1988)
Pero Ramón, afiliado a la UGT desde sus catorce años; y al PSOE, desde los dieciséis; estaba apenado por lo que sucedía. Para él, partido y sindicato siempre habían sido uno solo sentimiento: “No tengo el corazón partido, lo tengo dolorido, yo conozco cuál es la función de un sindicato y cuál es la función de un partido, y sé que la función dual de partido sindicato facilita las cosas. Lo que está pasando me duele extraordinariamente porque yo también soy ugetista.”
"La UGT no sacó ningún beneficio de la huelga de 1988"
El paro parecía irremediable en los países occidentales, -con la sociedad del bienestar y la cultura del ocio-, debido a la competencia de países con menor regulación del mercado laboral y mano de obra más barata. Rubial reflexionó sobre esta problemática tan actual: “Hemos tenido a Francia con 35 hora que tuvo que liquidarlas porque se encarecían los productos y se pierde mercado y lógicamente la gente está al abaratamiento y a la solidez del producto creado. Yo no sé qué es lo que pudiera hacer la OIT porque «asiatizar» el salario para competir con los coreanos, una sociedad europea no lo admite. Será mucho más fácil que aquellos trabajadores se pongan a tono con éstos, al objeto de que la competitividad sea un hecho y no haya esa diferencia que beneficie a una de las partes”. (Ramón Rubial, 1996)
"La función dual de Partido y Sindicato facilita las cosas"
Rubial se solidarizó con los militantes del PSOE que fueron apartados de la UGT tras el conflicto. Incluso se puede apreciar una leve intención de establecer una jerarquía entre ambas formaciones; Rubial pidió flexibilidad al Sindicato frente al Partido:“Para nosotros es un verdadero dislate que sea excluida la gente de UGT por defender los postulados del PSOE cuando la UGT está representada también por compañeros que se dicen socialistas. Entre nosotros siempre ha estado y estará la preeminencia del partido sobre el sindicato. Para un socialista primará siempre la militancia en el partido. (…) Los sindicatos deben ser más transigentes”. (El Correo Español- el Pueblo Vasco, 22 de enero de 1989). En el mismo artículo, Rubial matizó la idoneidad del momento reivindicativo: “No le digas nunca a un socialista si es justa una huelga reivindicativa o un movimiento revolucionario, que te dirá que, mientras no se lleguen a socializar los medios de producción, es justa. Al trabajador siempre se le está usurpando todo lo que da con su fuerza de trabajo. Lo que te puedo decir es si es acertado el momento, contra quién, cómo y de qué manera se hace”.
Ramón estuvo dolido por las diferencias entre UGT Y PSOE
Ramón Rubial se reafirmó en los principios básicos de la ideología, aunque, a la vez, sostuvo las reformas, para él necesarias, del Gobierno: “Posiblemente se haya modificado la forma de hacerlo, pero la declaración de principios está ahí. Hasta el momento es inamovible. Yo no seré nunca administrador del capitalismo. Nunca. La consecución de un ideario es muy difícil y trabajoso. Hace falta muchísimo tiempo. Pero yo no he perdido esa ilusión. Si la perdiera dejaría de ser socialista.” (El Correo Español-el Pueblo Vasco, 22 de enero de 1989).
Enfrentamiento PSOE-UGT, El País, 25 de enero de 1988
“Los sindicatos deben ser más transigentes”, Entrevista a Ramón Rubial, El Correo Español-El Pueblo Vasco,, 22 de enero de 1989
Críticas del Secretario General de la UGT, Nicolás Redondo, al Gobierno del PSOE, El Correo Español-El Pueblo Vasco,, 22 de enero de 1989
En 1992, Rubial dejó entrever que el conflicto ideológico emanaba del hecho de haberse convertido en un partido de gobierno. La razón defendida por Ramón era que mientras el sindicato aboga para los trabajadores, un Gobierno lo hace para todo el país:“Comprendo que Nicolás Redondo defiende a una clase concreta de ciudadanos, como también comprendo que Felipe González gobierna para todos los españoles, no sólo obreros, y como tal debe actuar”(Deia, 21 de Abril de 1992). Según Ramón Rubial, la praxis política de la tercera legislatura socialista debía entenderse como una sofisticación de la ideología, adaptándola a la coyuntura del último decenio del siglo: “Los socialistas seguimos siendo iguales, siempre apuntando a los desprotegidos económicamente; los socialistas viejos hemos ido asimilando el proceso evolutivo de la sociedad, respondiendo a lo que ella nos pide; si Pablo Iglesias levantara la cabeza seguiría siendo socialista, porque era un hombre de evolución. (…) El atender a todos los desfavorecidos por igual es algo que emana de esa. O nuestro partido perdería si no mirase, como siempre ha mirado, por los intereses de los obreros”.
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