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Ramón Rubial: Historia y Memoria
 
   
7.1    Muere Emilia, su compañera

7.2    La victoria de 1982

7.3    Presidencia de la Internacional Socialista

7.4    La relación entre partido-gobierno-sociedad

7.5    Conflicto entre Partido y Sindicato

7.6    El reconocimiento de un compromiso

7.7    El socialismo: “Un modo de civilización”

7.8    “Se fue un amigo”

  7.4 La relación entre partido-gobierno-sociedad
 

Tras una Dictadura de casi cuarenta años, cualquier partido carecía experiencia en llevar las riendas de un país. Y, gobernar, según Ramón, es velar por la sociedad entera: “Ser partido de gobierno da una nueva dimensión a nuestra organización, que nos exige aglutinar al máximo de sectores sociales en torno al cambio que estamos realizando”.
Rubial intentó defenderse de las críticas que afirmaban que el Partido había perdido el contenido socialista de antaño: “El socialismo no se ha derechizado y no nos asusta ningún principio, por avanzado que sea. Creo que el socialismo, y la clase obrera en general, no tiene la misma mentalidad que a principios de siglo, aunque los objetivos a alcanzar sean los mismos” (ABC, 24 de abril de 1988).

Para Ramón, las limitaciones de la acción de gobierno no debían ser imputadas al partido, sino que había que inscribirlas en los condicionantes de todo tipo que el mismo hecho de gobernar implicaba. Por eso, la diferenciación entre partido y gobierno era una de los argumentos que Ramón Rubial pretendía hacer llegar al público: “El Gobierno es el que asume las responsabilidades en la nación, y debemos tener muy claro que no es el partido el que gobierna” (ABC, 24 abril 1988).

Otro argumento era la diferencia que hay entre la teoría política y la praxis en la administración de un estado: “El PSOE tiene un programa máximo y un programa mínimo, y ahora está gobernando. Muchas veces me suelen preguntar si éste es un Gobierno socialista, y digo que sí, pero que no está gobernado en socialista. Ha gobernado con un programa electoral elaborado de acuerdo con la UGT, y lo está llevando a efecto. Éste es un escalón para llegar al socialismo.” (ABC, 24 de abril 1988)

Sobre la corrupción del Estado

Como respuesta a las críticas que surgieron dentro y fuera del Partido debido a algunos episodios de supuesta corrupción, Ramón Rubial, como Presidente del PSOE, defendió la honradez de la organización a lo largo de su dilatada historia, minimizando las fechorías de algunos militantes contemporáneos: “La mayoría de los políticos españoles, salvo los años de la dictadura donde no hubo control, han sido y son honestos; desde Dato, Canalejas a Felipe González, pasando por Prieto, se puede decir que han sido/son honestísimos en cuanto a los bienes que administran del país. Esto no quita que salga algún “judas”, algún granuja trapisonda que se la juegue al resto de los políticos, “olvidándose” que la acción pública no sólo debe ser legal, sino también honesta y honrada” (Deia, 21 de abril de 1992).

Hacia el reconocimiento exterior: un Gobierno europeísta

Durante los 14 años de Gobierno socialista bajo la Presidencia de Felipe González, se emprendió la apertura del país al exterior. Sobre todo, se impulsaron las relaciones con Europa, América Latina y los Estados Unidos. El PSOE, aunque se opuso a la entrada de España en la OTAN durante el Gobierno de Calvo-Sotelo, convocó un referéndum en 1985 y se convirtió en estado miembro. La plasmación de la cooperación internacional de España en temas económicos, diplomáticos y sociales, culminó en la integración en la Comunidad Económica Europea el 1 de enero de 1986. Eso ya era un síntoma claro de la plena democratización del país, ya que en el ente supranacional europeo no se aceptaban las dictaduras.

Rubial mostraba su orgullo.  La lucha de su generación conducía a una nueva realidad de país, reconocida por los demás países europeos. España era una democracia plena con implicación en la política internacional: “Hoy, sin embargo, los españoles que nos paseamos fuera de las fronteras tenemos una personalidad. Hoy en los organismos internacionales se oye la voz de España, no solamente se oye, sino que muchas veces se toma en consideración porque el razonamiento es válido. (…). Algo quiere decir: que España en estos años ha pegado ese impulso y estamos donde debíamos haber estado hace muchos años. Creo que esa es otra de las menciones honoríficas que se pueden atribuir no solo al Gobierno sino a España toda, aunque naturalmente el impulso ha sido de los gobiernos presididos por Felipe González”. (Ramón Rubial, Entrevista Félix Santos, 1996)

El socialismo como progreso

 

Entrevista a Ramón Rubial, Deia,
21 de abril de 1992

El Socialista, 16 de diciembre de 1984
Ramón Rubial, Presidente del PSOE visita a una fábrica Visita a la Naval, en 1989 Entrevista a Ramón Rubial, Deia,
14 de noviembre de 1982

Rubial se apoyaba en el cambio de época, de coyuntura económica y de modelo social para explicar los conflictos que hubo entre gobierno y los sindicatos: “El trabajador de hoy no es el trabajador de 1896 ni de principios de siglo. Ha cambiado. (…) Y esta es una idea (el socialismo) que, por principio, no puede pararse. Podría denominarse como una idea que está siempre en constante evolución y que no puede definirse en tres o cuatro palabras” “Ahora ha triunfado la idea racional de progreso y mejora social” (Deia, 14 de noviembre de 1982).

La educación como pilar de la igualdad

Ramón Rubial vivió en primera persona los grandes cambios de la historia del siglo XX español. A lo largo de la década de los ochenta se consolidó la democracia, se articuló la España de las autonomías y se mejoraron las infraestructuras viarias y de telecomunicaciones. Ramón destacó las reformas sanitaria y educativa como pilares de la sociedad de progreso de finales del siglo XX: “Para mí, lo fundamental es la educación de las gentes que es el progreso más grande que puede traer al país. Lo otro vendrá por añadidura: la sociedad de bienestar, la sanidad. Son tres pilares donde este país tiene un fundamento la mar de sólido”. Ramón deseaba una sociedad preparada, en coherencia con la importancia que su generación había dado siempre a la cultura y un estado con un importante compromiso social: “La preparación intelectual es la mejor trinchera que existe para defender el futuro (…) Para ser libre, este país necesita de hombres íntegros e inteligentes. (…) La educación de las gentes que es el progreso más grande que puede traer al país. Lo otro vendría por añadidura: la sociedad de bienestar, la sanidad. (..) No hay una persona que esté desasistida. Las pensiones no contributivas, pequeñas, pero es una pensión.”

En los últimos años de su vida, Ramón observaba con satisfacción a los estudiantes de Bilbao cuando salían de la universidad. Hombres y mujeres, hijos de los obreros y de las familias humildes podían cursar estudios superiores. Para él era el mayor logro, y demostraba que su lucha por los derechos de todos había valido la pena: “Ver salir a toda esta gente, chavales y chavalas, juntos, es un gran placer para mí. Eso me lleva a una declaración de principios: para ser libre este país necesita hombres íntegros e inteligentes” (Ramón Rubial, 1996).

El reconocimiento internacional de la España moderna vino sostenida por las dos grandes proyecciones del país hacia el exterior: los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, ambas en 1992.
Las reformas en los sistemas de producción, la reconversión industrial y la gestión de las pensiones no contributivas, fueron los temas que más controversia generaron en el aspecto social durante los catorce años de Gobierno socialista. Las medidas tomadas en este campo originaron en conflicto entre la UGT y el PSOE, el Sindicato y el Partido.

   
 
 
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