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18/04/2015 | Kategoria: DISCURSO | Egilea: EIDER GARDIAZABAL RUBIAL | 0 Iruzkizunak
DISCURSO EIDER GARDIAZABAL RUBIAL EN LOS PREMIOS RAMON RUBIAL
EIDER GARDIAZABAL RUBIAL. PREMIOS RAMÓN RUBIAL 2015.
DISCURSO DE APERTURA
HOTEL AMARA, SAN SEBASTIAN 18-04-2015

Señoras y señores, buenos días y bienvenidos a esta Gala de Entrega de los Premios Ramón Rubial que caminan ya por su novena edición. Muchas gracias por acompañarnos.
Es la tercera vez que este acto recala en San Sebastián. Y por esta tribuna, en las dos ocasiones anteriores han pasado donostiarras ilustres –como Iñaki Gabilondo o Richard Oribe-, luchadoras por la democracia y la libertad -como Parvin Ardalan-, que se acercó a esta ciudad desde un lugar tan lejano y extraño como Irán. Han recogido sus premios aquí, Fito y Los Fitipaldis, el Zinemaldia o Mugarik Gabe y Fekoor, entre otros muchos.
Y hoy, vuelve a ser un honor para nosotros y nosotras, para la Fundación Ramón Rubial, entregar nuestros premios anuales a las personas y entidades que van a conocer ustedes en los próximos minutos, aquí, en la ciudad de Donostia.
Iñaki Gabilondo, cuando recogió su premio en la segunda edición, hace 7 años, en su turno de agradecimiento, hizo un discurso pegado a la realidad vasca e hizo una defensa de la pluralidad de sentimientos, ideas e identidades de nuestra sociedad, como un ejemplo de riqueza y motor de progreso.
Su hermano Ángel –otro donostiarra-, el pasado domingo, hacía una defensa de la libertad para comprometerse. Decía que ser libre no es sólo hacer lo que uno quiere o desea. Decía, que ser libre, es hacer también lo que se debe. Y concluía que se es más libre, cuando lo que se quiere hacer, coincide con lo que se debe hacer. A eso, lo llamó compromiso.
Y hace escasos días, otro de los premiados en aquella II Edición, Felipe González, decía que el ser humano no es sólo razón. Decía que el ser humano es razón, pero también es intuición, sentimientos y otras muchas cosas que no se pueden explicar. Y que todas juntas y mezcladas, en esa complejidad que nos define, son las que nos hacer avanzar.
Estos días, mientras pensaba qué les podía decir a ustedes esta mañana, me venían a la cabeza todas esas cosas que había oído a esas personas que –en mi opinión- merece la pena escuchar con atención. Porque nuestros premios, desde que empezamos a celebrarlos allá por 2006 coincidiendo con al aniversario centenario del nacimiento de mi abuelo, pretende premiar todo eso.
La diversidad y la pluralidad, la razón, la intuición, los sentimientos, las ideas, el compromiso y la libertad para elegir hacer, lo que se debe hacer. Todo eso, pretenden ser los Premios Ramón Rubial.
Y hoy me siento especialmente orgullosa por la elección de este año del patronato de nuestra Fundación:
• Por elegir deportistas de base y a sus familias, que trascienden a una ciudad, y compiten en el mundo con humildad, y nos enseñan que desde ella –desde la humildad- también se consiguen éxitos.
• Por pensar en nuestro deporte propio y el que más nos identifica. Por premiar a un pelotari.
• Por recordar que hay mucha gente en dificultades y reconocer el trabajo de quienes les ayudan.
• Por tener esa visión internacionalista que tanto defendía mi abuelo y preocuparse por la salud de los ciudadanos de áfrica y de quienes sufren con ellos las terribles consecuencias de las enfermedades más aterradoras.
• Por haber sido sabido demostrar la solidaridad de nuestra sociedad, tan golpeada por la violencia, con la ciudadanía de París, que ha sufrido también el golpe del sinsentido y el fanatismo.
• Por apoyar la investigación en el campo de las neurociencias y premiar a quienes se desviven por buscar nuevos caminos en los tratamientos médicos.
• Por tener presentes a una de las mejores iniciativas industriales de nuestro país, que expande por el mundo nuestro buen hacer.
• Por ser sensibles a la creatividad y a los creadores y tener en cuenta su inestimable aportación a desarrollo de las sociedades libres.
• Y, finalmente, por no olvidarse de nuestro origen, nuestro pensamiento e ideología y hacer, desde Euskadi el homenaje que se merecen tantos y tantas luchadoras por la libertad asturianas.
Por todo eso, estoy especialmente orgullosa hoy. Porque mis compañeros y compañeras del Patronato de la Fundación Ramón Rubial, con su elección de los premiados y premiadas de esta edición, han sabido demostrar sensibilidad, compromiso, libertad para elegir, acierto y, sobre todo, coherencia con lo que somos y con lo que queremos que sea Euskadi.
Espero que estén de acuerdo con nuestra elección en esta novena edición, y espero que pasen un buen rato.
Muchas gracias y, de nuevo, bienvenidos.
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