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08/04/2013 | Categoría: Opinión | Autor: CARLOS TREVILLA | 0 Comentarios
MAS BISTURI A LAS PENSIONES
MAS BISTURÍ A LAS PENSIONES


Robert Solow definía las políticas conservadoras como una forma de distribución de la riqueza en favor de los mas ricos y de poder para los mas poderosos. Bajo el mantra de la austeridad compulsiva, toca liberar y aligerar el sistema de la pesada carga de las conquistas sociales del último siglo. Esta larga historia de construcción de instituciones públicas que garantizan derechos y bienestar, que reducen la pobreza y las desigualdades sociales, que dan estabilidad al sistema económico y promueven su crecimiento, se han convertido en un obstáculo a la competitividad del sistema. Bajo este paradigma ideológico sitúo las continuas reformas de nuestro sistema de pensiones.

El control del déficit público impone que hay que volver a coger el bisturí. Le toca ahora a las jubilaciones anticipadas y parciales, al contrato de relevo y al subsidio a los mayores de 55 años. Siempre hay un hilo conductor en todas las reformas: reducir y controlar el gasto en pensiones. Para ello la pensión inicial debe ser menor, incrementando la brecha entre la cuantía del último salario y la primera pensión (condición necesaria para acrecentar los “inseguros privados”), la erosión y el debilitamiento de la revisión de la pensión (la no actualización con el IPC en el 2012 ha sido recurrida por la mayoría de los grupos de la oposición al TC en base a la vulneración del art. 9.3 de la CE que consagra el principio de irretroactividad de las leyes y admitida) y, por último, la reducción del tiempo de duración de la pensión. Jubilarse mas tarde, ampliar el tiempo del periodo de calculo, intensificar los coeficientes reductores para que las jubilaciones anticipadas no supongan mas costo.

Nuestro sistema público de pensiones, pacto entre generaciones, debe atender una doble finalidad: eludir el riesgo de las personas mayores de caer en la pobreza y sustituir de forma digna la renta percibida durante su vida activa para garantizar un nivel de vida digno y de suficiencia económica. Hoy en España nuestro gasto en pensiones representa el 10% del PIB, casi tres puntos inferior a la media de la UE. En euros por habitante gastamos un 56% respecto a la UE. El 68% de nuestras viudas y viudos, (1,64 millones) percibió menos de 645€/mes. Hay mucho margen de mejora.

Reformar para sostener sin recortar exige meter el bisturí en primer lugar al principio de contributividad del sistema, a la financiación exclusivamente con cuotas de los que están trabajando, al necesario equilibrio del gasto en pensiones con los ingresos de cotizaciones. Hay que situar la creación de empleo en el corazón de las políticas públicas, aumentando su tasa global y su calidad, implementando políticas de natalidad, de inmigración, de mantenimiento del empleo de las mujeres, de los mayores de 50 años y sobre todo de masivo y cruel desempleo juvenil. Así mismo, es necesario compatibilizar el incremento de la productividad y de la renta disponible con el incremento del gasto en pensiones en términos de PIB, de tal manera que lo importante no debiera ser el peso relativo en las pensiones del PIB, sino el tamaño de este y su parte disponible para destinar a la financiación de las pensiones. Aquí hay que tocar nuestro sistema fiscal y la necesaria financiación con impuestos de nuestro sistema de pensiones, ya que cada vez mas riqueza se crea con menos asalariados y la parte de las rentas del trabajo en la distribución de la tarta es menor.

Otro concepto en el que hay que meter el bisturí es a la controvertida cláusula de sostenibilidad que vincula de modo automático el necesario retraso de la edad de jubilación con la esperanza de vida y otros posibles factores, de tal manera que el gasto en pensiones no represente una cantidad excesiva en el PIB. Esta reforma automática y periódica del sistema estaba programada para después del 2030. El Gobierno ha decidido designar una Comisión de expertos antes de un mes y adelantarla. Volveremos a utilizar la fatalidad demográfica y la no sostenibilidad económica del sistema para justificar los recortes continuados de prestaciones injustos e innecesarios y, mas en medio de una dura y prolongada destrucción de empleo que ha supuesto una pérdida de más de 3 millones de cotizantes.

La contributividad del sistema hoy es un cuento. Todos aquellos que no han llegado a 15 años de cotización no tienen derecho a pensión. Se les roban sus cotizaciones. Así mismo, el argumento del acercamiento de la edad real de jubilación a la legal es una brecha que con la masiva destrucción de empleo de mayores de 50 años y la nueva regulación del contrato de relevo, para que prácticamente no se utilice, se va a acrecentar. Los parados de la crisis con el aumento de los coeficientes reductores y el retraso de la edad legal de jubilación se convierten en jubilados pobres, ya que la crisis ha duplicado los que vienen de situaciones de baja o nula protección de desempleo y con indemnizaciones mucho mas bajas para financiarse convenios complementarios de cotización con la Seguridad Social. La reforma del subsidio de los mayores de 55 años es probablemente la medida mas cruel con los mas débiles, ya que su calculo en base a la rentas de la unidad familiar, no solamente les deja sin una mínima prestación, sino que les quita la cotización a la Seguridad Social. Esto es una auténtico atraco a los desempleados forzosos. La creación de una contribución a la solidaridad de carácter universal como fórmula de aumento de los ingresos vía fiscal y el destope de las cotizaciones es una buena fórmula de sostenimiento de un sistema suficiente y decente de pensiones.

Carlos Trevilla
Vicepresidente Primero Fundación Ramón Rubial
Ex Secretario General UGT Euskadi




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