La conciencia política de Ramón Rubial nace dentro de una experiencia colectiva: el fracaso del sistema de la Restauración y la desmoralización de la sociedad española. El primer acontecimiento político del que plenamente consciente fue la instauración de la Dictadura de Primo de Rivera. El 13 de septiembre de 1923, el Capitán General de Cataluña dio un Golpe de Estado. El ejército ocupó los servicios telefónicos de Barcelona y se leyó un manifiesto. Al cabo de dos días, Alfonso XIII le encargó formar gobierno. No hubo réplica al pronunciamiento, incluso sectores de la burguesía lo llegaron a ver como una garantía de orden como remedio a un régimen tan desacreditado por sus métodos caciquiles.
Ramón Rubial tenía 17 años cuando participó en su primera acción política: “Una huelga general en protesta por el golpe de Estado del general Primo de Rivera en septiembre de 1923, cuya duración fue de 72 horas. Creo que fue el único lugar de España que a tal brutal decisión tuvo la respuesta merecida” (Ramón Rubial, 1986). Indalecio Prieto, diputado socialista en Cortes, hizo duros reproches por la Guerra y la política de los partidos dinásticos, y desaprobó toda colaboración con la Dictadura de Primo de Rivera. El rechazo “prietista” a la Dictadura fue profesado por la Agrupación Socialista de Bilbao. En la capital vizcaína se generaron movimientos de protesta y, de esta manera, Rubial inició su compromiso activo con el socialismo.
La crisis social que se vivía en la época tuvo muchas manifestaciones. Ramón Rubial participó sobre todo de un fuerte sentimiento antimilitarista. Tenía edad de servir a la patria y de ser llamado a filas. Pero esta posibilidad se experimentaba como una injusticia social, ya que no tenía un carácter universal. Sólo iban a la "mili" las clases populares: “Había temor a que le pudiera a uno tocar ir a África de soldado. (…) Recuerdo quién se salvaba entonces de la mili. Porque los que iban a África teniendo determinado dinero podían inhibirse de ir allí y las gentes económicamente depauperadas tenían que ir. (…) Le tocaban a uno tres años, entonces no eran seis meses, eran tres años por marina y dos por tierra en la época que yo sorteé. (…) Fui sorteado por marina, pero no me tocó ir” (Ramón Rubial, 1996). En resumen, el ejército era visto como un instrumento de la represión estatal.
Además, el servicio militar obligatorio implicaba cumplir como soldado en la Guerra de Marruecos. El Desastre de Annual y las imágenes que dejó en el memoria de la época, agitó la movilización política y, sobre todo, allanó el camino a la República. Ramón Rubial, con 23 años, ya era un activo socialista y republicano convencido: "Recuerdo con bastante intensidad la propaganda que los jóvenes socialistas hicimos en aquella época, de los años 29 y 30, cuando el Gobierno Aznar y el Gobierno Berenguer, ya a finales de la Dictadura de Primo de Rivera. Y aún recuerdo el aquel famoso ferrocarril Santander-Mediterráneo y unos pasquines que había con las figuras verdaderamente escalofriantes del Desastre de Anual. (...) En un sitio donde jugábamos a la pelota, no en el frontón, sino en la plaza de Erandio puse un letrero con esos pasquines que había contra el ferrocarril (...) puse un letrero grandísimo, decía: "No hay Constitución, no hay Rey, viva la República ". Era el año 1930." (Ramón Rubial, 1996).
Rubial y sus compañeros en 1930